enero 10, 2020
Piensa cuánto tiempo pasas preocupándote por lo que “podría” pasar.
Esos momentos en que te pones súper creativa inventando historias en tu cabeza de todo lo malo que puede pasarte.
Esos momentos no solo te descalabran emocionalmente y te paralizan, si no que también son lo más improductivo que puedes hacer con tu tiempo si no escuchas y haces algo por ese problema o situación.
No es que la preocupación sea mala, lo malo es lo que dejamos de hacer cuando nos quedamos enganchados sin hacer nada.
Y es ese precisamente uno de los mensaje que tiene para darnos la preocupación: que hay algo que nos importa y que “necesitamos” ocuparnos, por lo tanto es un llamado a la acción.
Con cada minuto que pasas preocupada por algo y no haces nada al respecto, te estás quitando la oportunidad de contribuir y construir lo que en realidad quieres vivir.
Lo más curioso de la preocupación es que la gran mayoría de los escenarios que nos imaginamos nunca se materializan.
Preocuparse por lo que podría pasar si un cliente no le gustará tu producto es un tiempo perdido cuando, al final, el cliente está feliz con el resultado.
Veámoslo en números: si una persona típica pasa 4 horas a la semana preocupada por algo, serían un total 208 horas al año de ansiedad inmovilizadora desperdiciadas preocupándose por cosas que probablemente nunca terminen sucediendo.
¿Qué pasaría si utilizaras esas 208 horas completas enfocada en solucionar, tomando acción y avanzando hacia tus metas?
Aquí te comparto 5 cosas que puedes hacer cuando te veas atrapada en un círculo de preocupación:
Decirte a sí misma: “No pienses en eso” o “No te preocupes” es lo peor que puedes hacer. Tiene el efecto contrario.
Intentar suprimir tus emociones y pensamientos lo que va a hacer es incrementar tu angustia.
Acepta como te sientes y hazte preguntas que te ayuden a encontrar específicamente tus miedos, no generalices. Mientras más específico seas, más acciones concretas podrás tomar para solucionar la situación.
Cuando se trata de hacer predicciones catastróficas somos las más creativas y nos convertimos en las más talentosas escritoras de novela. Nos armamos estas historias exageradas en nuestra cabeza: que si pasa “x” se arruinará tu futuro entero, o que si te equivocas tu negocio se irá a la ruina.
Trata de reformular tus pensamientos cuando te veas enredada en esas historias, ¿Es en verdad real que eso pase?
La preocupación es un intento muy ineficiente de resolver problemas. Entonces, cuando te preocupes, enfócate en qué está en tus manos hacer para resolver el problema o la situación que te inquieta. Busca accionar siempre accionar.
Transforma las preguntas que te preocupan en “¿Cómo puedo …? Esto te permitirá enfocarte en encontrar soluciones prácticas que te ayuden a bajar tu ansiedad. Por ejemplo: “¿Qué pasa si olvido qué decir en mi conferencia?” cambiarla a “¿Cómo puedo prepararme más para recordar lo que tengo que decir en mi conferencia? ”
Para intervenir en las emociones que te genera esa preocupación trata de hacer alguna actividad que te ayude a despejar un poco tu mente: Respirar, meditar, hacer ejercicio, salir a caminar, ir a la playa, una clase de yoga, llamar a alguien con quién no hablabas hace algún tiempo, pintar, leer.
Haz algo que realmente disfrutes y que te ayude a conectarte con el agradecimiento de estar aquí y ahora.
¡Un abrazo!
Kari
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Hola, soy Kari Petrovich y esto es Valienta: un espacio para que creemos juntas nuestra versión más poderosa. Bueno, llegamos al episodio 8 de Valienta y hoy quiero hablarles del miedo. El episodio de hoy sería una continuación o la parte II de mi primer episodio de Valienta sobre los miedos y qué hacer con ellos.
septiembre 24, 2021